Minutos musicales 27/04/2024

Hoy toca enardecer el espíritu hasta niveles extraordinarios escuchando al compositor, director de orquesta, dramaturgo, ensayista, poeta y teórico del romanticismo alemán del XIX Richard Wagner; porque, como escribió Woody Allen en el guión de la película Misterioso asesinato en Manhattan para pronunciarla cuando sale con Diane Keaton a mitad de la ópera, «No puedo escuchar tanto a Wagner, ¿sabes? Empiezo a sentir la necesidad de conquistar Polonia». Ya sé que es una frase repetida hasta aburrir, pero es perfecta para describir el impacto emocional del nacionalismo, en este caso alemán. Wagner fue un excelente músico, pero también un pendenciero de taberna; fue un mujeriego impenitente, lo cual le llevó a no pocos problemas económicos que le hacían huir de sus acreedores, pero dicen que a la vez le atraía tanto la ropa interior femenina que en ocasiones la llevó puesta bajo la suya. Como suele suceder, a mayor excelencia más extravagancia o quizá más habladurías sin fundamento. Genio y figura.

De Richard Wagner propuse hace dos años escuchar La entrada de los dioses en el Valhalla, el espectacular cuadro IV de El oro del Rhin, la primera de las cuatro óperas que componen el ciclo El anillo del Nibelungo, y hace hoy justo un año sugerí echar un oído a su bello Preludio de la ópera Lohengrin, que ya no va del mito germánico sino que lo cambia a otro que incluye el grial en su parafernalia. El listón está casi tan alto como el mismísimo Valhalla y habrá que buscar algo que lo mantenga, por eso, tras una feliz búsqueda que me ha recordado un buen ramillete de obras del alemán, elijo esta fabulosa Obertura de El holandés errante, interpretada por la Orquesta Sinfónica de Chicago dirigida por Georg Solti, con ese inicio de tremenda tormenta oceánica donde también podemos escuchar la aparición del temido buque fantasma comandado por el marino al que persigue la maldición de navegar eternamente y después los distintos leitmotiv de el holandés y de Senta, la mujer que lo libera de la maldición. Dicen que El holandés errante es la primera obra clásica donde aparece el leitmotiv, vamos que fue cosa de Wagner la creación de tal maravilla. Apabullante.